Señor, acércate a mi pueblo, en estos días,
sánalo con tu fuerte diestra,
mucho tiempo vagó por el desierto, ardúa y dolorosamente,
los vestigios aún se le notan,
no le tome a mal, no lo rechaces.
Tampoco me desprecies a mí por dirigirme a ti de este modo,
ambos testamentos, Antiguo y Nuevo levo en mi interior,
intento conciliar todo, fabrícarme una cara bonita,
no es fácil, los lobos hambrientos ululan a menudo,
yo no les puedo ceder mi pueblo tampoco a mí mismo.
Confío en tu sabiduría y corazón puro,
tú sabrás comprender palpitaciones tiernas croatas,
no permitas que se extingan jamás, que sigan dando luz,
sin ellas la música de este mundo sería más pobre,
tu ser más triste para un amigo travieso y sincero.
Miljenko Stojić
Most / The Bridge, Zagreb, ožujak 2003., str. 65. (Plegaria para mi pueblo; preveo: Andrija Rajević)